“65. A LOS TREINTA Y PICO. Insiste en que a los veinte años es fácil suicidarse, pero que a los treinta y pico ya no es tan sencillo. Se han empezado tantas cosas. Es casi de mala educación desentenderse así, de todo. (Además, no falta demasiado). A los cuarenta la curiosidad puede más que el riesgo. Se ha invertido tanto, se espera tanto.
Tiene razón. Entonces le digo que se cuide, que vaya al médico. Y contesta: De algo hay que morirse. Y me aprovecho de lo que suele decir (a los veinte…): Posterga todo lo que puedas (no seas malo, total qué te cuesta, vivir no es tan terrible). Y estoy a punto de decirle: qué haría yo sin ti. Pero me callo.
Sonríe, hace una mueca. Corta mi transmisión. Es cuando mi timidez y mi miedo crecen, y toman sopa. Tendré que esperar el próximo programa. Es tan ordenado, su autocontrol me preocupa, pero también me gusta. Averiguar dónde está su cerradura. Sus miedos. Toda una aventura. Pero no es intrigante (pero sí un buen jugador, honesto pero inteligente), y cuando quiere desorientarme, seducirme, descubrirme, pone cartas boca arriba, claro que yo soy tan torpe que no me sirve de nada. Siempre me atrapa, me cautiva, y estoy de acuerdo. Debo recordar: no será de un amante que tuviste el mes pasado. Quiere saber, asegurarse. Algo nos une.”
Héctor Anabitarte (1982). Estrechamente vigilados por la locura.
“Pasó el fin de semana en Córdoba, en mi casa.
‘Me re cabe que me acabe en las tetas’, me dijo.
Se iba, y ya no volvimos a vernos.
Sexualmente fue cuando más me dio.
Igual, yo iba para atrás, mucha pastilla.
Me gustó conocerla.
A pesar de sus 22, es una gran escritora de poemas
y dice viento chiquito en vez de brisa.
Con ella es café con leche o cerveza (2).
Después toma whisky, del que le dé para pagar.
Ya tuvo un coma alcohólico.
Yo comí veneno de ratas, y nos desencontramos.
Me pasé días seleccionando y ordenando sus poemas.
Le hice el contrato con la editorial, y le conseguí precio.
Y en el libro no me menciona.
Dice que fue en el período post coma; que no se acuerda.
Pero ni siquiera me mandó un ejemplar.
Me entristeció.
A VECES VOY AL BAÑO
CIERRO LA PUERTA
ME SIENTO EN EL PISO
Y PIENSO EN EL DESTINO
es el título de su libro.
La última vez que le escribí un mail le puse:
Callás, como la iglesia.
Ni así contestó.-“
Vicente Luy (2015). Plan de Operaciones.
(escuchar)
tres / zoë lena rebecchi
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